Para el guerrero el único conocimiento útil es el que tiene la capacidad de transformarlo. Por está razón el conocimiento con corazón le ayuda a enfrentarse y trascender los límites de si mismo. Sin embargo, el conocimiento que produce la transformación resulta de la indagación propia y honesta consigo mismo.
El guerrero es el único capaz de romper con las estructuras sociales y las tradiciones que someten al hombre, porque él está adherido a estas. Él hace parte de ellas en todas sus formas y dimensiones. La manera más práctica de destruirlas es trabajar impecablemente con él mismo.
La responsabilidad del guerrero “no es tragar entero”. El intelecto puede jugarle malas pasadas. La ideología, los argumentos por más sofisticados que sean, pueden ser distracciones útiles sólo para tomar posiciones y partido de causas sin sentido. El guerrero debe sopesar. El contiene el poder personal para evaluar y ver si los argumentos tienen o no corazón. El guerrero debe discernir con profundidad. Tiene la energía para ello. Cuando ve en profundidad el intento le muestra la verdad. La verdad se muestra así misma para el guerrero que va más allá de los opuestos. El guerrero debe contrastar todo con su propia realidad y experiencia. Debe ir más allá del pensamiento. Para el guerrero el pensamiento es un velo, que debe ser trascendido con la energía del discernimiento.
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