Somos
producto de la creación y evolucionamos como fractales. Una de las propiedades fundamentales de los fractales es que tienden a repetirse
infinitesimalmente a partir de una única estructura básica. Por tanto, las
partes y estructuras más finas y pequeñas de los fractales son reflejo de sus partes más grandes. Otra de las
características más representativas de los fractales es su interconexión con
una matriz más grande. Es decir, los fractales
no se encuentran separados entre sí, están sostenidos por estructuras grandes
de similar naturaleza. La idea de evolucionar como fractales me parece muy atractiva, debido a que me sirve de
analogía para explicar cómo estamos replicando la perfección de manera infinita
y eterna. La inteligencia, la creatividad y la sabiduría es reflejo de una estructura
básica más elevada que opera con armonía y sincronía. Somos fractales de la
creación, somos una espiral danzante ligada a la perfección, a la belleza y
verdad universal y espiritual. Como los fractales somos espejos de nosotros mismos.
Somos espejos y reflejo de la misma creación.
Nuestro hogar, el planeta tierra inicia otra etapa en su proceso transformación y con él todos los seres que lo habitan. La madre tierra comenzó su trabajo de parto para dar a luz a nueva generación de hombres y mujeres que recogerán los frutos de su sabiduría ancestral, de su conocimiento más profundo. En todas las tradiciones más antiguas se escuchan los ecos que nos invitan a fundirnos con la unidad, con la nueva realidad que se está manifestando, con el misterio que encierra la existencia.
jueves, 17 de enero de 2013
miércoles, 16 de enero de 2013
El Poder Personal
En estos días, en medio de mis reflexiones, había sentido insistentemente que debía recuperar mi poder personal. Sentía que lo había perdido en medio de mis propios conflictos, emociones encontradas y contradicciones. Pensaba que recuperar esa energía implicaba que todo iba regresar a su sitio. Estaría más atento a mi mismo, más creativo, más optimista y retornaría la paz interior a mi ser; y fluiría como antes lo solía hacer. Estaba seguro que eso era lo que necesitaba, y hacia allá debía dirigir todos mis esfuerzos, aunque ellos se vieran minados por mis propias contradicciones.
Después de meditar, un par de veces, comprendí que ese poder siempre ha estado conectado conmigo. Está siempre unido a mi. Es decir, uno no puede recuperar lo que nunca ha pérdido. Ese poder es infinito e inagotable, pero se activa cuando soy conciente y presente en este momento. Es como si ese poder creativo estuviera viviendo y expresándose permanentemente en mí. No es necesario esforzarse, pues ese poder personal surge espóntaneamente, cuando reconocemos que somos parte integral de él.
En el poder personal está contenido todo lo que somos. Todos nuestros talentos y potencialidades son producto de él. Cómo somos reflejos de la creación misma, poseemos las mismas condiciones latentes, pero ni siquiera hay que desarrollarlas, porque ya estamos listos para expresarlas. Estamos sintonizados con la misma creación, sólo hay que reconocer desde el corazón que existimos y lo seguimos haciendo producto de la materialización de ese poder creativo. Eso es lo que nos conecta a unos con otros. Somos una unidad.
Después de meditar, un par de veces, comprendí que ese poder siempre ha estado conectado conmigo. Está siempre unido a mi. Es decir, uno no puede recuperar lo que nunca ha pérdido. Ese poder es infinito e inagotable, pero se activa cuando soy conciente y presente en este momento. Es como si ese poder creativo estuviera viviendo y expresándose permanentemente en mí. No es necesario esforzarse, pues ese poder personal surge espóntaneamente, cuando reconocemos que somos parte integral de él.
En el poder personal está contenido todo lo que somos. Todos nuestros talentos y potencialidades son producto de él. Cómo somos reflejos de la creación misma, poseemos las mismas condiciones latentes, pero ni siquiera hay que desarrollarlas, porque ya estamos listos para expresarlas. Estamos sintonizados con la misma creación, sólo hay que reconocer desde el corazón que existimos y lo seguimos haciendo producto de la materialización de ese poder creativo. Eso es lo que nos conecta a unos con otros. Somos una unidad.
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